37. Mujeres defensoras de Yucatán, México
enero 5, 2023
En esta edición de nuestro proyecto feminista, compartimos entrevista con Berenice Marcial e Hilda Escobedo ambas de Yucatán México, activistas y defensoras de los derechos de las mujeres en territorio mexicano.
La lucha feminista es un movimiento que ha generado polémica en México en los últimos años. En un país en donde los hombres siguen dominando la mayor parte de los espacios públicos, desde los puestos políticos hasta los medios de comunicación, las noticias son muchas veces generadas desde la visión masculina. De ahí que las mujeres busquen crear su propia narrativa, alejándose de la óptica patriarcal.
En México el feminismo se origina a finales del siglo XIX y principios de XX debido a las desventajas sociales que vivían las mujeres. Es en Yucatán donde surge el primer movimiento feminista que buscaba reivindicar temas educativos y sociales.
Es una activista Quechua de Ayacucho. Ha dedicado más de 40 años de su vida a defender y buscar el reconocimiento de las culturas y los pueblos indígenas de Perú. Creadora del Taller Permanente de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú, CHIRAPAQ Centro de Culturas Indígenas del Perú y el Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas. Ha participado en foros internacionales, entre ellos en Nairobi, Cairo, Beijing y Durban, y en el Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas. En 2011 fue reconocida por la Fundación Ford como una líder global extraordinaria y al año siguiente designada integrante del Grupo Asesor Global de la Sociedad Civil de ONU Mujeres. fue elegida como miembra del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas para el periodo 2017-2019. Es Vice Presidenta de CHIRAPAQ Centro de Culturas Indígenas del Perú.
La rebelión que abandera Tarcila Rivera Zea, empezó en su propia piel. Todo lo que hoy predica una de las referentes más potentes de los pueblos originarios en Latinoamérica nace de la primera persona y de las barreras que ella misma tuvo que saltar. Desde la niña de diez años que empezó a trabajar en la ciudad como empleada doméstica, hasta la joven a la que no quedó más remedio que aprender español para sobrevivir en el Perú de entonces, lleva más de cuatro décadas defendiendo la justicia social. Por eso, cuando señala los males de las comunidades migración interna, discriminación, desarraigo identitario, violencia, es tajante y clara. Sus palabras guardan la amplitud de miras de unos ojos curtidos por la experiencia.